Cabodevilla, J.M., (1994), Hacerse como niños. BAC
CATANDO LIBROS:
Cabodevilla, J.M., (1994), Hacerse como niños. BAC
José María Cabodevilla es de esos autores que nunca defraudan al buen catador. Abras por donde abras sus libros siempre encuentras una perla en cada párrafo. Cabodevilla escribe con paciencia, de forma muy pedagógica, entremezclando ejemplos y sentencias. Al final escribe mucho y no sobra ninguna idea.
Página 203. Inicio del capítulo 3. titulado: "El principio de pasividad: la escalera y el ascensor. Prioridad del amor". Hablando de la infancia espiritual explica y aclara perfectamente, a mi entender, aquello sobre lo que los teólogos han hecho correr ríos de tinta. Me refiero a las cien mil disquisiciones sobre la libertad y la gracia, sobre qué hay que hacer para ser buenos, para ser santos. Y sobre quién es el que ha de dar el primer paso, si es el alma, si es Dios, si es a medias, si somos nosotros que ponemos una parte pequeña y el resto es de Dios, que si rogando pero con el mazo dando, etc. etc. etc. Así es como lo explica:
"... lo que define el comportamiento de un alma es su pasividad. Efectivamente, amar a Dios es dejar que Él nos ame, orar es permitir que el Espíritu ore en nosotros, ir hacia Dios es dejarnos arrastrar por El, dar algo a Dios es devolvérselo, ser fecundos es permitir ser fecundados. Hasta nuestra determinación más personal, el firme propósito de hacer la voluntad de Dios, el acto más afirmativo que podemos ejecutar, conviene redactarlo en voz pasiva: "Hágase en mí según tu voluntad.
Ser santos significa ser santificados".
Amén.
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